Hombres, mujeres; mujeres, hombres…Hay quien todavía a estas
alturas de la película se empeña en decir que hay cosas que son para hombres y
que hay cosas que son exclusivamente de mujeres… Y la verdad es que no termino
de entenderlo.
Y lo digo con conocimiento de causa. Hay gente que se atreve
a decir que hay hombres que no son capaces de tejer o que, directamente, que el
trapillo no es para ellos. Y, la verdad, me apetece desmentir esa falsa
afirmación.
En mis cursos y en mis talleres es cierto que suelo tratar
más con mujeres pero, de vez en cuando, vienen hombres. Chicos interesados en
aprender una actividad que, más allá de los prejuicios, lo único que les va a
reportar es descanso, relax, experiencias nuevas y positivas y comunicación con
otras personas.
No es cierto que ellos sean más patosos que las mujeres a la
hora de tejer. Puede que al principio les cueste un poco más, pero una vez
metidos en faena… son capaces de realizar las mismas tareas de una mujer con
total precisión.
Por eso, hoy me apetecía reivindicar un poco la figura de
los hombres a los que les gusta tejer. No por nada. Sólo para ofrecerles a
aquellos que se ríen de ellos una visión diferente. No están haciendo una
actividad femenina. Están desarrollando una afición que les gusta y, por
supuesto, no por ello van a dejar de ser menos hombres. Es lo bueno que tiene
el trapillo, que a su vera se unen muchas personas de distintas condiciones.
Sólo unidas por el placer de realizar una actividad placentera que no es sólo
exclusiva de mujeres.
Así que… hombres del mundo, yo os animo a tejer trapillo.
Estoy convencida de que os gustará y de que os relajará.
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