¿Por qué gusta tanto el trapillo?

Es verdad. En los últimos meses se ha producido un auténtico ‘boom’ del mundo del trapillo que, sobre todo para quienes no lo conocían, resulta del todo punto sorprendente. Sin embargo, para quienes ya llevamos mucho tiempo tejiendo, la verdad es que nos parece bastante lógico este éxito en la acogida que estamos teniendo en muchos lugares.

Personalmente, pienso que hay varios motivos para ello. Algunos de ellos ya los he ido desgranando en otras entradas de mi blog. Pienso que el más importante de todos es el de sentirnos útiles nosotros mismos.

Es decir, saber que somos capaces de llevar a cabo una actividad lo suficientemente creativa como para poder conseguir unos resultados con los que sentirnos orgullosos. Muchas veces pensamos que no somos útiles, o que no servimos para hacer determinadas acciones y eso sólo sucede porque no somos capaces de ponernos a ello.

Yo he visto en los últimos meses, en los cursos que doy, a gente que ha llegado a los talleres con todo tipo de niveles; incluso gente que jamás se había puesto delante de una aguja pero que alguien le había recomendado tejer para tener una actividad de evasión mental. Y toda esa gente ha ido ganando en respeto hacia sí misma. Porque ven que sus vidas han cambiado y que son capaces, si se lo proponen, de ponerse en marcha y actuar.

Y esa es una de las grandes ventajas del trapillo. Que demuestra a la gente que, si se quiere, si uno se empeña en lograr una meta… costará más o costará menos; pero al final acabará logrando lo que se plantea. Conseguirlo depende de cada uno de nosotros. Muchas veces tenemos la solución más cercana de lo que creemos. Y suele estar en nuestra fuerza de voluntad.